La celebración de Halloween, conocida también como la Noche de Brujas, se realiza cada 31 de octubre como una jornada global que convoca a los entusiastas del terror y la imaginación. Aunque, históricamente está arraigada en países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido e Irlanda, su encanto y sus costumbres se han expandido notablemente a otras naciones, incluyendo América Latina, impulsadas por la fuerza de la industria cinematográfica y la viralidad de las redes sociales.
Orígenes
La fascinante historia de la Noche de Brujas halla sus raíces en el antiguo festival celta de Samhain, conmemorado originalmente el 1 de noviembre. Esta era una ceremonia religiosa pagana que se llevaba a cabo en territorios como Reino Unido e Irlanda. Durante la víspera, las comunidades se congregaban para recibir la cosecha al término del verano, marcando así el cierre de un ciclo anual y el inicio del otoño en el hemisferio norte.
En la celebración del Samhain, los participantes se cubrían con disfraces para ahuyentar a los espíritus no deseados y encendían hogueras. El simbolismo del Samhain se centraba en el negro, que representaba la muerte y la oscuridad, y el naranja, color emblemático de la temporada otoñal. La masiva llegada de inmigrantes irlandeses a Estados Unidos en 1845, a causa de la Gran Hambruna, llevó consigo esta tradición, la cual se transformó gradualmente hasta convertirse en el actual Halloween. Su nombre proviene de la frase “all hallows’ eve”, que significa “víspera de todos los santos”, en alusión al Día de Todos los Santos que se celebra el 1 de noviembre.
Tradiciones
Octubre se establece como un mes festivo en el que la diversión, el terror y la creatividad se combinan en diversas actividades sociales. Las personas se reúnen para celebrar y mantener vivas costumbres icónicas de la Noche de Brujas.
Entre las prácticas más populares se encuentra el afamado “dulce o truco”, donde niños disfrazados visitan casas en búsqueda de dulces. Otra actividad esencial es el tallado de calabazas, que se transforman en faroles decorativos para el hogar. Además, los disfraces son un eje central, aunque la creatividad ha superado los límites del terror, permitiendo a adultos y niños encarnar toda clase de personajes e ideas.
Las decoraciones impresionantes son una constante, con telarañas, esqueletos y la paleta de colores negro, naranja y violeta adornando las viviendas. La celebración se completa con la preparación de comidas temáticas con colores entre naranja y amarillo, así como la organización de fiestas de disfraces. Finalmente, muchos optan por las maratones de terror con clásicos del género como Halloween y Pesadilla en Elm Street.
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