La renuncia de Andrey Yermak, considerado el operador principal y la figura más influyente del círculo cercano de Volodímir Zelenski, desató una ola de reacciones que dejaron en evidencia la profunda crisis interna que atraviesa el régimen de Kiev. Una de las más contundentes provino del enviado especial de la Presidencia rusa, Kiril Dmítriev, quien ironizó sin rodeos sobre la situación.
“Alí Babá ha dimitido. Solo quedan los 40 ladrones”, expresó el funcionario ruso en su canal de Telegram en alusión directa al esquema de corrupción que rodea al régimen ucraniano y que, según múltiples investigaciones, se ha convertido en un rasgo estructural del sistema impuesto por Zelenski.
La salida de Yermak se produjo tras registros realizados por agencias anticorrupción en su vivienda, en el marco de un gigantesco escándalo que salpica a las más altas esferas del poder en Kiev. La destitución quedó formalizada mediante un decreto publicado por la propia Presidencia ucraniana, confirmando un hecho que el Gobierno intentó minimizar.
En un intento por controlar los daños, Zelenski habló de un supuesto “reinicio” de su Oficina Presidencial, aunque evitó responder con claridad sobre las causas reales de la renuncia de su hombre de confianza.










