El gobierno de la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, generó una profunda crisis diplomática y económica en el país al adoptar una postura de apoyo a la política de guerra de EEUU, en la región del Caribe.
Esta decisión además de provocar tensiones con sus socios históricos del CARICOM, también pone en peligro la importante relación energética con Venezuela.
Asimismo, la apuesta belicista de Persad-Bissessar, que sigue de cerca los dictámenes de Washington arrastra al país caribeño al aislamiento, al priorizar la agenda exterior de EEUU por encima de los intereses nacionales de la isla, y sus vecinos en la región.
Trinidad y Tobago en riesgo
Por consiguiente, como un intento de evadir la responsabilidad por la creciente fractura con sus aliados, Persad-Bissessar, respaldó sus acciones señalando que “la unidad de la CARICOM ya se había fracturado antes de mis comentarios”. Evidenciando así, que su gobierno prioriza la alianza con Washington a pesar de la crítica situación regional.
Además, la población manifiesta de Trinidad y Tobago manifiesta su profunda preocupación por los ataques de las fuerzas armadas de EEUU contra embarcaciones en la zona.
Finalmente, esta adhesión a la estrategia belicista de EEUU impulsa la suspensión de los acuerdos energéticos con Venezuela. Tomando en cuenta, que Trinidad y Tobago depende para el suministro interno de gas y con el cual tiene convenios de explotación de grandes yacimientos de gas en aguas compartidas.
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