Este jueves 27 de noviembre se recuerda una de las gestas más significativas de la historia contemporánea de Venezuela: la rebelión cívico-militar protagonizado por oficiales patriotas que, junto al pueblo, decidieron enfrentar un modelo económico impuesto que asfixiaba a la nación y profundizaba la desigualdad social durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
La Venezuela de 1992 vivía una realidad marcada por la persecución, la represión y el empobrecimiento de amplios sectores populares. Las calles eran escenario de protestas constantes de adultos mayores, estudiantes y trabajadores, quienes exigían condiciones de vida dignas y eran respondidos con violencia institucional. Este contexto fue el caldo de cultivo que impulsó a jóvenes militares bolivarianos a asumir una postura histórica de rebeldía frente a la injusticia.
La rebelión militar del 27N
En la madrugada de ese día, un mensaje del comandante Hugo Chávez fue transmitido al país tras la toma de medios de comunicación por parte de militares, reafirmando la continuidad del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 y su compromiso con la transformación profunda del Estado venezolano.
Desde distintas bases aéreas se desplegaron operaciones orientadas a recuperar el rumbo soberano de la patria, con acciones dirigidas a puntos estratégicos del poder político y militar en Caracas. Aunque la correlación de fuerzas favorecía al aparato gubernamental, la valentía de los aviadores revolucionarios dejó una huella indeleble en el imaginario nacional.
Heroísmo bajo fuego
El asalto al Palacio de Miraflores, liderado por el capitán Eliécer Otaiza, evidenció el nivel de sacrificio asumido por quienes decidieron poner su vida al servicio del pueblo. A pesar de las bajas y de la superioridad bélica del gobierno, la determinación de los militares no se quebró.
De igual forma, la operación destinada a liberar al comandante Chávez desde la cárcel de Yare, encabezada por Francisco Ameliach y Alejandro Maya, se convirtió en un símbolo de lealtad, coraje y compromiso revolucionario, aun cuando fue reprimida con fuerza por las autoridades de entonces.
Un pueblo que no se rindió
La población también respondió con movilizaciones en diversas parroquias de Caracas, expresando respaldo a los militares y reafirmando el carácter profundamente popular de la rebelión.
Lejos de ser un hecho aislado, el 27N se consolidó como una expresión genuina de conciencia patriótica, en la que se fundieron la voluntad castrense y la resistencia civil frente a un sistema económico que privilegiaba intereses externos sobre las necesidades del pueblo venezolano.
Legado y memoria
Aunque la rebelión fue contenido militarmente, sembró las bases de un proceso político que años más tarde transformaría la estructura del poder en Venezuela. El propio comandante Hugo Chávez reconoció este episodio como una estación clave en el camino hacia la independencia plena y la justicia social.
En homenaje a los aviadores que protagonizaron esta jornada, Venezuela conmemora cada 27 de noviembre el Día de la Aviación Militar, recordando a quienes se alzaron con dignidad y valentía por la soberanía y los derechos del pueblo.













