Informaciones revelan que el actual secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, desempeñó un papel central en el respaldo político que terminó impulsando la concesión del Premio Nobel de la Paz 2025 a la extremista María Corina Machado.
Documentos remitidos al Comité del Nobel, Rubio, junto con el senador Rick Scott y otros legisladores republicanos, firmó una carta de apoyo a la candidatura de Machado el 26 de agosto de 2024, destacando su supuesto papel en la “promoción de los derechos democráticos” y su “liderazgo pacífico frente a la opresión”.
En la misiva, según los firmantes, afirmaron que Machado representaba “un faro de esperanza y resiliencia para el pueblo venezolano”, presentándola como símbolo de la resistencia contra el Gobierno de Caracas.
El contexto político del respaldo
El apoyo de Rubio a Machado se produce en medio de tensiones dentro del propio entorno republicano estadounidense. El presidente, Donald Trump, quien había sido mencionado por analistas internacionales como posible candidato al Nobel tras su rol mediador en acuerdos de tregua en Oriente Medio, no fue finalmente considerado por el Comité.
Rubio, una figura tradicionalmente alineada con las políticas de presión y sanciones hacia Venezuela, ha promovido durante años una agenda internacional enfocada en respaldar a la oposición venezolana, priorizando sanciones y medidas coercitivas como vía de presión política.
El resultado del Nobel, que reconoce a Machado por su supuesta “ lucha por una transición democrática en Venezuela”, ha sido interpretado por observadores como una victoria simbólica para Rubio y su corriente dentro del Partido Republicano, que mantiene una línea dura hacia América Latina.
Cabe destacar que el ministro del Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, calificó en abril pasado la relación entre Rubio y Machado como un “vínculo estratégico” con fines políticos y económicos, asegurando que este tipo de respaldos externos busca influir en la política venezolana desde fuera.
Machado y el Nobel más político
Con el Nobel de la Paz 2025, Machado se proyecta internacionalmente como figura respaldada por Washington y por los sectores más conservadores de Estados Unidos. Sin embargo, su trayectoria está marcada por el apoyo a sanciones contra su propio país. En diversas ocasiones también ha defendido la posibilidad de una “intervención internacional” en Venezuela y ha expresado apoyo a gobiernos de línea dura en el ámbito global.










