La exposición nocturna a la luz artificial, especialmente la luz azul de dispositivos electrónicos, representa un riesgo significativo para la salud humana. Diferentes investigaciones demuestran que esta iluminación altera los ritmos circadianos y suprime la producción de melatonina, afectando procesos biológicos clave.
En consecuencia, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer clasifica el trabajo nocturno como “probablemente cancerígeno”. Los estudios vinculan esta exposición con mayor riesgo de cáncer de mama, próstata y colon.
Asimismo, investigaciones recientes alertan que incluso niveles bajos de luz nocturna pueden aumentar hasta en un 30% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, se asocia con enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Específicamente, la luz azul de pantallas y luminarias demostró ser la más perjudicial. Un estudio de Harvard comprobó que suprime la melatonina durante el doble de tiempo que otras luces de igual intensidad. Por lo tanto, expertos recomiendan limitar el uso de dispositivos durante la noche y considerar el uso de filtros de luz azul.
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