Los avances tecnológicos han traído consigo la contrapartida de una exposición constante a luces blancas y azules, lo que se traduce en un incremento de los problemas para conciliar el sueño y lograr un descanso verdaderamente reparador.
Ante esta realidad, surge una nueva tendencia en redes sociales conocida como las “duchas a oscuras”. Este método promete grandes beneficios para mitigar estos efectos si se realiza justo antes de dormir.
Esta técnica consiste en tomar una ducha con la luz completamente apagada o muy tenue, complementándola con elementos que facilitan la relajación, como aceite de lavanda o incienso, una temperatura ambiental fresca y el uso de toallas suaves.
Este ritual no requiere de mucho tiempo, siendo suficientes entre 15 y 20 minutos para experimentar sus efectos positivos.
Según expertos, la exposición a una iluminación brillante o de tono azul envía señales al cuerpo que lo obligan a mantenerse alerta. Esto genera un aumento de la secreción de cortisol y una disminución de la melatonina, la hormona clave para el sueño.
Por el contrario, estar totalmente a oscuras o con una iluminación tenue le indica al cuerpo que está seguro, activando así el sistema nervioso parasimpático e iniciando el descenso natural del cuerpo hacia el modo de descanso y reparación, además de que el cerebro recibe menos señales para procesar y, por ende, la parte que gestiona el miedo y el estrés tiene menos elementos a los que reaccionar.
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